lunes, 27 de diciembre de 2010

11 de Diciembre. Un bar que resultó ser restaurante


   Una noche buscando algo que picar entre cervezas y preparandonos para dar un paso al alcohol de tubo, acabamos por recomendación de una amiga en un bar que resultó ser un restaurante.
  En la puerta había un dibujo de un castor y claro, donde haya un castor, un reno o una piña, tengo que entrar sí o sí.


  Encontramos que no había servilletas de papel, así que intentando comportarme (evité pintar en las servilletas de tela muy a mi pesar) y dejé un posit que había robado de mi oficina en lugar de un glamourso cacho de papel.
Una pena, oiga.




*se me olvida comentar que a parte de por el castor, quedé enamorada del sitio por los vasos de cristal que nunca se caian (efecto tentetieso que hizo revivir en mí sentimientos de antaño)

No hay comentarios:

Publicar un comentario